Imposible sustraerse de esas sensaciones al visitar el Monasterio de La Rábida, enclave en el que el descubridor Cristóbal Colón planeó su viaje al cobijo de la orden franciscana. Construido en los siglos XIV-XV, su estilo gótico-mudéjar contrasta con los frescos del pintor Vázquez Díaz y es una pieza clave para comprender El Descubrimiento que cambió el concepto del mundo.
Muy cerca del monasterio, frente al Parque Botánico José Celestino Mutis y a orillas del estuario del río Tinto, se encuentran atracadas, en el Muelle de Las Carabelas, las réplicas de las tres naves descubridoras de América: las carabelas Pinta y Niña, y la nao Santa María, todo en un enclave único donde te sentirás parte de aquella gloriosa aventura.
Palos de la Frontera y, un poco más allá y rodeados de pinares y campos de fresas, Moguer te ofrecen su patrimonio y hospitalidad, para enseñarte el entorno donde se fraguaron todos detalles de esta insigne hazaña.
Además de poder revivir El Descubrimiento, al pasear por Moguer te sentirás acompañado por el alma y por los versos de su más ilustre embajador, el Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez.